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Si por alguna casualidad o por mero gusto decides pasearte por Italia e ir a la ciudad mundialmente conocida como cuna del Renacimiento no podrás dejar de pasar por una de las zonas que albergan más historia y despiertan grandes curiosidades, me estoy refiriendo al Puente Viejo.
En Florencia este conocido puente a primera vista no da indicio alguno de remodelación o reconstrucción pero lo cierto es que su origen data del siglo I, en el que los romanos construyeron un puente de madera para cruzar por la zona más estrecha del río Arno.
Después de varios desbordes del mismo río se decidió reconstruirlo en piedra aunque también sufrió serios daños; es para este momento en el año 1345 que los arquitectos Taddeo Gaddi y Neri Fioravanti lo remodelan asentándolo sobre una base de tres ojos.
Desde un inicio fue concebido como puente-mercado y esa tradición se mantiene tan firme como el puente mismo hasta nuestros días, una particularidad es que los comercios decidieron extender sus locales hacia el exterior del puente, sosteniéndolas con vigas y trabas de madera.
Otro detalle importante que quedaría para la posteridad es la construcción del Pasillo de Vasari en 1565, que une los más destacados sitios turísticos de Florencia, como el Palacio de la Señoría y el Palacio Pitti; por la importancia que adquirió este pasillo se desalojó a los carniceros y pescaderos junto con su mal olor para dar cabida a los orfebres y joyeros que le darían el prestigio del que hasta ahora goza.
También existe la tradición entre enamorados de colocar un candado en cualquier parte del puente y tirar la llave hacia el río Arno, esto como símbolo o cábala de unión aunque luego fue prohibido por el ayuntamiento por poner en peligro la integridad del puente.
Asi que si vas a viajar a Florencia tendrás que pasearte sí o sí por el Puente Viejo, y si vas a atar tu candado, tíralo con todo y llave pero sobre todo disfruta de tu viaje.
