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Las Termas de Caracalla (en italiano Terme di Caracalla) fueron un amplio complejo de baños de la Roma imperial. Fueron construidas en la ciudad de Roma entre 212 y 216 d.C, durante el reino del Emperador Caracalla, se inauguraron con el nombre de Termas Antoninas, pues al emperador Marco Aurelio Antonino Basiano jamás se le conoció en vida con el nombre de Caracalla.
Actualmente, las extensas ruinas de estas termas son un interesante atractivo turístico importante. Aunque fueron despojadas de sus esculturas y demás riquezas desde fecha temprana, se conservan aún grandes fragmentos de mosaicos, algunos de ellos correspondientes a la planta superior del edificio, que se desplomó.
Termas de Caracalla
A las Termas de Caracalla se las considera como unas de las mejores ruinas de la época clásica Romana, después de el Coliseo Romano y el Foro Romano, y eran utilizadas por los Romanos como baños y zonas de esparcimiento.
Por aquel entonces el complejo contaba con altos muros y jardines que rodeaban la zona central. Poseía dos plantas superiores y dos subterráneas y una capacidad para aproximadamente 1500 personas y su decoración era realmente exquisita y cargada de metales preciosos, fuentes, mármoles, mosaicos y esculturas.
Tenían 3 salas con aguas a diferentes temperaturas: el frigidarium, el tepidarium y el calidarium, además de gimnasio y un baño turco y hasta una completa biblioteca. El agua era calentada mediante unos hornos que daban calor a las tuberías que desembocaban en las piscina cálidas, gracias a un complejo sistema hidráulico. Dejaron de funcionar en el año 537. La entrada tiene un coste de 6 euros y es válida también para visitar la Villa dei Quintili y el Mausoleo de Cecilia Metella.
